martes, 14 de febrero de 2017

Juan Capra

Juan Capra en su casa de la Calle Carmen 340, Santiago. Chile.(santiagonostalgico@yahoo.com)
Posteado Originalmente en 2013.

El siguiente es el relato de Don Eduardo Carrasco, Filósofo, Fundador del Conjunto Quilapayún, sobre Juan Capra:

"La primera vez que yo vi a Juan Capra, lo divisé a la salida de la Escuela de Artes de la Universidad de Chile a inicios de la década de los 60. En esa época Juan era el centro de todo un grupo de artistas de gente joven.

Él vivía en Carmen 340 y estudiaba pintura, y ya había empezado a hacer retratos muy bonitos que ya le daban para mantenerse, y él se instaló en esa casa de Calle Carmen, que en esa época era una de esas típicas casa chilenas con muchas piezas. Entonces él para financiarla arrendaba talleres a otros artistas y ahí se fueron a vivir muchos de ellos.

Juan era amigo de la Violeta Parra y era muy admirador de la obra de ella, y en cierto modo él era una especie de discípulo de ella porque cantaba canciones de la Violeta y le interesaba mucho el folclor mas puro, campesino, entonces cantaba cosas así como “El águila americana” o tonadas campesinas, que eran cosas que le había enseñado la Violeta y otras cosas que había recopilado él. Y como él era muy interesado en este tipo de cosas, invitaba a Carmen 340 distintos cantores o cantoras populares de distintos puntos de las afueras de Santiago, ellos se ponían a cantar y se armaban una especies de tertulias con artistas, con pintores, poetas, gente que cantaba décimas, escritores; y la casa se comenzó a transformar en un foco de actividades culturales.

Juan era muy generoso, una muestra de ello es que cuando volvieron los hermanos Parra no tenían donde vivir y como Juan admiraba mucho a la Violeta le ofreció a Ángel que se instalara en la casa de Carmen 340. Con el tiempo a Juan le dieron una beca para estudiar a Francia, esto ocurrió como el año 65, y como la casa tenía vida propia él pensó que la casa podía seguir manteniendo toda esta actividad, entonces como Ángel también cantaba, Juan pensó que Ángel podía ser la mejor persona que podía seguir con estas actividades y le dejó a él la casa, y ahí Ángel terminó con esa forma espontánea  y la transformó en una peña, en un negocio, pero en la época de Juan no tenía ese carácter , la gente iba a comprar vino a la esquina, cosas para comer y ahí se formaba la fiesta de manera muy espontánea, era una cosa bonita de intelectuales, poetas populares…

De ahí Juan Capra se fue a Francia y nosotros el año 1967 hicimos nuestra primera gira a Europa y pasamos por Francia. Él supo que nosotros andábamos por ahí, nos ubicó inmediatamente y él ya tenía en Francia una cosa parecida a lo que había hecho antes en Chile con la casa de Carmen 340, él lo tenía en una calle que se llamaba la Rue Visconti en el barrio latino de París. Ahí Juan nos convidó a cantar, era una casa grande, muy linda, en pleno París, y ahí se juntaba gente, se discutía de política. Era un ambiente intelectual muy interesante.

Como nosotros habíamos tenido problemas con los organizadores que nos llevaban, Juan nos invitó y nos alojamos ahí  algunos días, también hicimos un recital en un muy bonito living en donde se instaló la gente. Ahí cantamos nuestras canciones que despertaron mucho interés porque de ahí surgió la idea de grabar este disco llamado “Juan Capra y Los Chilenos”. Esa fue una de las primeras cosas que grabamos nosotros. Como en esa época teníamos un contrato con Odeón, no podíamos aparecer en el disco con el nombre de Quilapayún y por eso nos pusimos “Los Chilenos” y esas canciones fueron editadas acá en Chile hace poco en el CD por La Fuerza de la historia.

 Ahí aprendimos varias cosas nosotros a través de Juan,  él fue una huella importante porque él nos enseñó el “canto a la pampa” que era parte de su repertorio. Uno de los primeros arreglos que le hicimos a esa canción la hicimos con Juan, y también cantábamos juntos esa canción que hizo al Che Guevara y cantábamos otras cosas.

Unos dos años después lo volvimos a encontrar en otra gira pero él estaba en Italia, y ahí también tuvimos actividades con Juan, él hizo toda una carrera en Italia, él era muy activista y le gustaba cantar en todas actividades solidarias, actos Por Viet Nam, etc..

Después supe que él se había venido a Chile durante la dictadura. Durante todo el tiempo que estuvimos exiliados en Francia nosotros le perdimos la pista.

Juan era hemofílico,  por eso tenía problemas en las articulaciones, en las rodillas, en los codos, porque de repente tenía derrames internos y se le bloqueaban las rodillas, sufría mucho dolor, tenía que hacerse transfusiones de sangre, le tocaba vivir una situación muy terrible.

Yo supe que cuando Juan volvió a Chile los milicos lo agarraron en algún momento, no sé que pasó ahí, parece que lo torturaron, algo pasó con él muy terrible.

Juan fumaba mucha marihuana, él estaba muy metido en eso, de una manera muy complicada, y él se fue decayendo físicamente, con mucha dificultad para vivir, fue cayendo cada vez mas bajo y llegó hasta un nivel extremo… terrible. Una vez en los 90, lo encontré en el centro: Juan había quedado completamente inválido y andaba en una especia de carretita con rueda, casi no podía caminar, y él estaba pidiendo limosna. Yo traté de ayudarlo, pero él ya estaba en otra, era muy difícil conectarse con él, estaba como en otro mundo. Vivía en esta carretita y se iba a un lugar a dormir.

 Fue una historia completamente dramática… se fue apagando, apagando, incluso su pintura fue perdiendo esa lozanía que tenía antes cuando era mas joven o cuando estaba en Italia o en Francia, aunque en Italia se dedicó mucho a cantar.

Cuando lo vi a la vuelta de mi exilio lo encontré muy apagado, no era la persona que nosotros conocimos en París, porque Juan era una persona muy curiosa, que tenía un atractivo que lograba reunir mucha gente entorno suyo, tanto aquí en esta casa de Carmen 340 como en Francia. Juan era el alma de estos grupos de gente joven, intelectuales, pintores, que vivían en torno a todas estas cosas, estas actividades que realizaba él. Juan se movía mucho, se conseguía cosas, él fue el que gestionó la grabación que hicimos en el sello Barclay en Francia, siempre estaba vinculado con grupos políticos, con artistas, con grupos intelectuales y en Italia también fue así. Era un personaje muy atractivo, por eso era tan terrible verlo en su decadencia. Yo no sabía que hacer con él, él era otra persona, un ser distinto, ya no pintaba o pintaba muy mal, tampoco creo que haya cantado después, se fue apagando, apagando, hasta que un día supe que había muerto.

Es como una vida malograda, bien trágica, bien terrible."

Palabras de Don Eduardo Carrasco, extraídas de una entrevista telefónica realizada por Víctor Tapia durante el año 2012.

Juan Capra- Casa de la Cultura Suecia 1968 (www.Patriciomonterotoro.cl)

A continuación los dejo con un mensaje de Angélica Capra sobre este blog y sobre las palabras de Eduardo Carrasco (mensaje extraído de su facebook y reproducido con autorización)

Sres Discoteca Nacional: 
Presente. 

Grata sorpresa la de encontrar este blog donde se rescata la figura enorme de mi hermano " Juan Capra ",genial y precoz pintor, único artista plástico chileno que una de sus obras es parte de la colección del " Louvre. " . Como músico fue recopilador, compositor e intérprete de nuestro canto popular....pilar fundamental de lo que se denominó nueva canción chilena donde destacan sus composiciones con contenido social. También brilló como un incomparable interprete de la cueca.

En líneas generales concuerdo el relato biográfico entregado, sin embargo no puedo dejar pasar las palabras que según el editor habría expresado el Sr E.Carrasco “Juan fumaba mucha marihuana, él estaba muy metido en eso, de una manera muy complicada, y él se fue decayendo físicamente, con mucha dificultad para vivir, fue cayendo cada vez mas bajo y llego hasta un nivel extremo…"terrible"”

Afirmar que la depresión profunda sufrida por mi hermano Juan se debió al consumo de la marihuana me parece de una ligereza y liviandad realmente pueril seria desconocer:

 1.*La terrible persecución política que sufrió siendo dos veces detenido y torturado por los organismos criminales de entonces evidentemente se le cerro todas las posibilidades de trabajo en el campo artístico- cultural...posteriormente el hecho de no aceptar claudicaciones ni transas le costó el abandono político de quienes habían estado a su lado, por lo que nuevamente fue " marginado". 

2*.La muerte de nuestra madre y al poco tiempo la prematura y repentina muerte de mi hermano Jorge, sumando a la situación de exilio en que yo me encontraba, lo dejó en total desamparo de su entorno familiar.

3*Todo esto mas el progresivo avance de su cruel enfermedad fue una sumatoria de la cual creo que ningún ser humano puede resistir. Ojala que los escasos medios con que contaba le hayan permitido comprar algo de marihuana para mitigar sus terribles dolores físicos y emocionales.

Juan Capra.... terminó solo acompañado por sus pinceles y cantos al igual que Salvador Allende terminara solo rodeado por los muros de La Moneda y al igual que Violeta Parra terminara sola acompañada por las telas de su carpa... es el precio de los que dignamente luchan y entregan todo hasta el final en pos de una causa............. 

Angélica Capra
24 mayo 2012

lunes, 13 de febrero de 2017

Juan Capra: L'amérique latine Chante et lutte. C.D.S 8. Cercle du disque Socialiste. Década 1960. Francia









Los dejo con este 7 pulgadas editado en Francia con grabaciones de Juan Capra. 

Este disco mantiene la característica de Capra, interpretaciones fuertes, macizas, a "lo Violeta", de repertorio popular chileno, argentino, uruguayo y una composición propia, Esta última es "Canción Fúnebre al Che Guevara", qu posteriormente versionaría el Quilapayún en su disco "X Viet Nam"


Lado A:
1. La preguntas (Atahualpa Yupanqui) Argentina
2. Las penas del minero (Vals - Folklore de Chile)

Lado B:
1. Canto a mi América (Daniel Viglietti) Uruguay
2. Canto fúnebre para el "Che" Guevara (Sirilla - Juan Capra - Chile)


Juan Capra en Roma - 1970 - Algunos recuerdos de Francesca Caddeo



Hace un poco mas de un mes recibimos un e-mail de Francesca Caddeo contándonos sus recuerdos de Juan Capra en Roma a inicios de 1970.

Les compartimos el recuerdo de Francesca primero en castellano, realizado en una traducción libre, y posteriormente su original en italiano.

"Hola y Feliz Año Nuevo. Calmadamente, usando mi lengua italiana,  voy a relatar brevemente la ocasión cuando conocí y frecuenté a Juan Capra.

No recuerdo el mes, pero fue en el frío  invierno de 1969-1970 (*hay que considerar que la estación de Invierno en el Hemisferio Norte comienza en Diciembre y termina en  Marzo). Aún estaba muy presente el movimiento del año 1968. Yo en esa época había dejado la casa de mis padres y estaba estudiando lo cual lo podía hacer gracias a una beca  (luego me gradué en julio de 1971 con una tesis sobre Chile, donde, sin embargo, nunca he estado), y vivía en una pequeña casa en el centro de Roma: 102 escalones hasta la planta superior  en via del Corso 315. Era una casa desocupada por una amiga que se había unido a su compañero en Santiago.

Éramos un grupo de amigos de izquierda – con poco dinero y muchos  ideales y entusiasmo - que pensaban que iban a cambiar el mundo y que se conocieron durante el día y la noche en la plaza Navona en una pequeño local cerca de la plaza Campo de’ Fiori, se llamaba de hecho, Il Campo y  era administrado por un par de amigos nuestros, Biagio y Michela. Era un lugar sencillo, sin adornos, donde se podía  tomar un vaso de vino, charlar, jugar a las damas o al ajedrez. También había un piso inferior, una especia de sótano con sillas donde se podía a escuchar a los que querían cantar o tocar: cantar y tocar era para nosotros una parte integral para cambiar la sociedad y el mundo.
Allí una tarde se presentó Juan con su amigo Mario. Estaba muy enojado: "Somos todos compañeros", dijo, "pero cuando uno necesita la mano de alguien no hay ninguno! Yo, por ejemplo, no tengo casa dónde ir .... " Esa noche yo no estaba allí, estaba fuera de Roma, sin embargo, el que era mi pareja en ese momento si estaba presente y quedó muy impresionado por su discurso y le dio las llaves de mi casa  y así fue como me encontré con ellos, Juan y Mario, en mi casa a regreso. Al principio yo estaba un poco desconcertada, ya que mi compañero no me había pedido mi opinión, pero rápidamente resultó posible la convivencia, llegando a ser agradable. Juan era gentil, amable, cariñoso, amoroso. Cuando llegué a casa parecía que él había conseguido una reina: Me pidió que me sentará sobre el sofá, en el cual había tendido un poncho mejicano, me pidió que me mantuviera quieta y dibujó. Sus movimientos eran realizados con cautela,  lentamente, pero cada noche era capaz de ir al local para tocar y cantar, con seriedad y calidez, marcando el compás con sus zuecos de madera. Él fue muy querido por todos nosotros, quienes cantamos y aprendimos sus canciones, e incluso llegamos a bailar la trastrasera cuando cantaba “Mariquita dame un beso” ... Al cabo de unos meses de vivir en ese espacio demasiado pequeño nos separamos y nos perdimos de vista. Creo que  luego fue hospedado por Giovanna Marini, un cantante y promotor de canciones populares y políticas, que vivían cerca de la Piazza Cavour.

Le he enviado tres retratos, dos discos – “Cantos y Danzas de Chile” y “Chile canta y lucha”, el segundo con una dedicación, pero que esta borrada debido a que fue realizada a medias con tinta líquida - y la memoria que me inspiró a buscarlo y "encontrar"  el blog  Discoteca Nacional Chile  a quien agradezco infinitamente. 
Muchas gracias. 
Y un abrazo 
Francesca Caddeo"



Original en Italiano:

"Buongiorno e buon anno, gentile signor Vìctor. Rasserenata dall’uso della mia lingua le vado brevemente a raccontare l’occasione in cui ho conosciuto e frequentato Juan Capra.

Non ricordo il mese ma era l’inverno 1969-70, faceva freddo. Era ancora ben vivo il movimento del Sessantotto. Io stessa, fuggita dalla casa paterna, studiavo ancora (mi sono poi laureata nel luglio del 1971 con una tesi sul Cile, dove peraltro non sono mai stata), mi mantenevo con una borsa di studio, e vivevo in una casa piccolissima nel centro di Roma: 102 gradini all’ultimo piano di via del Corso 315. Era una casa lasciata libera da una mia amica che aveva raggiunto il suo compagno a Santiago.

Eravamo un gruppo di amici di sinistra – poco denaro e tanti ideali ed entusiasmo – i quali pensavano che avrebbero cambiato il mondo e che si incontravano di giorno in piazza Navona e di sera in un piccolo locale vicino a piazza Campo de’ Fiori che si chiamava, appunto, Il Campo, tenuto da due altri nostri amici, Biagio e Michela. Era un locale semplice, disadorno, in cui si poteva bere un bicchiere di vino, chiacchierare, giocare a dama o a scacchi. C’era anche un piano inferiore, una specie di cantina con delle sedie in cui si andava ad ascoltare chi sapeva e aveva voglia di cantare o suonare: cantare e suonare era per noi allora parte integrante del cambiamento della società e del mondo.

Lì una sera capitò Juan con il suo amico Mario. Era molto arrabbiato: «Siamo tutti compagni», diceva, «però quando c’è bisogno non c’è nessuno che ti dà una mano! Io, ad esempio, sono senza una casa dove andare...». Quella sera io non c’ero, ero andata fuori Roma, c’era però il mio compagno di allora che fu colpito dal suo discorso e che gli diede le chiavi di casa mia, e fu così che me li trovai, Juan e Mario, in casa al mio ritorno. Lì per lì fui un po’ sconcertata, e anche urtata con il compagno che non aveva chiesto il mio parere, ma poi la convivenza risultò possibile, anzi gradevole. Juan era mite, gentile, premuroso, affettuoso. Quando arrivavo a casa sembrava che arrivasse una regina: mi faceva sedere sul divano su cui aveva steso un poncho messicano, mi pregava di restare ferma e disegnava. Si muoveva con circospezione e lentezza, ma tutte le sere veniva al Campo e suonava e cantava, con serietà e calore, battendo il tempo con gli zoccoli di legno. Era molto apprezzato, tutti amavamo e avevamo imparato le sue canzoni, ballavamo la trastrasera quando lui cantava Mariquita dame un beso... Dopo un paio di mesi di convivenza in quello spazio troppo esiguo ci siamo separati e ci siamo persi di vista. Mi pare che poi lui fosse andato ospite di Giovanna Marini, una cantante e raccoglitrice di canzoni popolari e politiche, che abitava dalle parti di piazza Cavour.

Mi sono rimasti di lui i tre ritratti, due dischi – Cantos y danzas de Chile e Cile canta e lotta, il secondo con una dedica che però è mezzo cancellata perché fatta con inchiostro liquido –, e il ricordo che mi ha spinto a cercarlo e a ‘trovarlo’ nella preziosa Discoteca nacional de Chile del prezioso Vìctor Tapia, che ringrazio infinitamente. Grazie mille. E un abbraccio         Francesca Caddeo"